Los cuatro gestos del auténtico liderazgo

Para un líder político, social o empresarial, es crucial desarrollar una imagen de liderazgo y compromiso que lo acompañe en cada una de sus palabras; pero con demasiada frecuencia esta imagen es acompañada por gestos ilustradores que irónicamente no siempre son los más idóneos.

Afortunadamente, existen cuatro expresiones corporales que, utilizados en la dosis correcta, pueden hacer que un líder se muestre a la vez empático y firme, sin legar a verse ni blando ni autoritario:

1) El secreto está en las muñecas: La clave para demostrar que se está al servicio de tu comunidad o empresa es mostrar las palmas de tus manos. Eso es fácil de recordar… a menos que incurras en el error de “dejar caer” la mano hacia atrás (quebrando la muñeca), lo que te hará ver blando y sin firmeza, incluso manipulable y hasta traicionero. Para acompañar tu disposición a la cooperación con una fuerte templanza, mantén las muñecas derechas. Esto te acercará a tu público y a la vez proyectarás fuerza y energía en tus palabras.

2) Jugar con los ojos: A lo largo de tu discurso, debes tomar en cuenta qué expresan tus ojos: Cuando los abres, estás llamando la atención sobre un hecho; cuando los entrecierras un poco, estás demostrando aplomo y firmeza. ¿Cómo emplear estas dos herramientas? muy fácil: Describe la situación actual de tu empresa o sociedad abriendo tus ojos con naturalidad; cuando vayas a describir tus acciones al respecto, entreciérralos un poco.

3) Los gestos ilustradores, siempre por debajo de la barbilla: ¿Cuántas veces hemos visto políticos que hacen gestos amplísimos, de arriba a abajo, que comienzan incluso por encima de su cabeza? estos gestos tratan de crear una sensación de “arrase” junto al discurso, que generalmente es de corte populista. Quien tiene el control, y no teme ejercerlo, tendrá la templanza para usar ilustradores que no suban más allá de la barbilla; en este caso, nuestra sola presencia debe proyectar autoridad; no caigamos en el error de querer “exagerar” nuestro ímpetu, pues más bien restaremos fuerza a nuestro discurso. Un ejemplo claro era Hitler, cuyos gestos eran un 91% por debajo de la barbilla, aún cuando el contenido de sus discursos era fuertemente emocional.

4) Toma las riendas: un gesto poco común -que debe ser empleado de manera totalmente consciente, en momentos muy concretos del discurso- es el de “tomar las riendas” de la situación. Al escribir este apartado, enseguida vino a mi mente el póster dela película“Michael Collins”, protagonizada por Liam Neeson, cuya imagen principal sirve de ilustración para este artículo. ¿Ven la postura que adoptan sus manos? ¿Pareciera que sostuvieran una rienda imaginaria, verdad? Y ése es el secreto del gesto: un hombre recio, líder, impetuoso y que aún así no pierde el “control” o las “riendas” de la situación.

No es fácil desarrollar una imagen de poder; sin embargo puedes usar la vestimenta correcta para transmitir autoridad o también usar gestos de poder para dominar cualquier conversación.

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