– El 95 por 100 de la gente que lea este blog no verá mejorar su vida.
– El 95 por 100 de la gente que vaya a un seminario de Desarrollo Personal tampoco mejorará su vida.
– El 95 por 100 de la gente que vaya a una conferencia motivante tampoco notará cambios en su vida.
En definitiva, el 95 por 100 de la gente va a seguir igual que estaba. La pregunta inmediata es: ¿Y por qué? La respuesta es clara: porque el éxito nunca está en saber sino en hacer, esto es, en cultivar hábitos, y los hábitos se construyen por repetición, y eso exige disciplina.
Seguro que has ido a una charla inspiradora y has salido por la puerta con ganas de comerte el mundo, pero a medida que pasaban los días, el mensaje y el ánimo iban decayendo hasta sumirte de nuevo en el estado que tenías inicialmente y viéndote inmerso un día tras otro en la misma rutina de siempre. ¿Te suena verdad?
Seguro que has leído un libro fantástico y te has dicho que ahí estaban todas las claves para lograr lo que querías (éxito profesional, dinero, mejorar tus relaciones...). Te prometiste poner en marcha lo que ahí se indicaba. Pero No, tú vida es la misma. No cambia. ¿También te suena verdad?
No se vive de las ‘ideas inspiradoras’ (que son absolutamente imprescindibles, son la chispa que enciende la llama del cambio) sino de actuar en un cierto sentido, de manera constante y repetida en el tiempo. Para lograr resultados extraordinarios no hay que hacer cosas extraordinarias, pero sí ciertas cosas una y otra vez y otra más... hasta que se interiorizan y se convierten en hábitos.
Abundan (todos pecamos) las personas ‘gaseosa’; se empieza con mucha fuerza una actividad o reto pero en seguida esa explosión inicial se viene abajo para dejar de nuevo paso a la rutina. Y es que no se trata de apuntarse a inglés cuando llega el inicio de año o de prometer ir a correr después del trabajo cuando llega septiembre, sino de cumplir de manera férrea sin faltar ningún día y no quedándote en casa cuando la pereza o el cansancio hacen acto de presencia.
Las tentaciones siempre existen, y sólo los que las vencen, avanzan. La disciplina (compromiso) no admite excusas. Y su mayor enemigo es la Pereza. La gente no consigue resultados, no porque no sea capaz, sino porque prefiere hacer lo "cómodo" a lo "necesario".
Te contaré un ejemplo. Bill Bradley fue un jugador de baloncesto excepcional. Deportista All-American de la Universidad de Princeton, ganó una medalla de oro olímpica en 1964, jugó en la NBA con los New York Knicks e ingresó al Salón de la Fama de Basket. Su éxito no fue casual, y como recoge en sus memorias, Time Present, Time Past, después de cada entrenamiento se puso un reto que era condición indispensable para marcharse al vestuario: encestar 15 canastas seguidas desde cada uno de los cinco ángulos de la pista. Si fallaba un lanzamiento, el contador se ponía a cero. A veces tardaba hasta 2 horas en completar su tarea y marcharse al vestuario.
Eso es disciplina; eso es compromiso con una causa. Cero excusas. Y si se hubiese tenido que quedar 7 horas, se hubiese quedado. Había una tarea que hacer (encestar 15 canastas seguidas), y hasta que no se completa la tarea no se cierra el chiringuito.
Da igual los libros que se lean, da igual las charlas a las que se asista, da igual los seminarios a los que se acuda... si no se actúa y se hace de manera repetida y constante en el tiempo, los resultados no llegarán. La acción es la verdadera medida de la inteligencia; de otro modo uno se convierte en un intelectual del Desarrollo Personal, de la Nutrición o del Ejercicio Físico... Se puede saber todo sobre Inteligencia Emocional, o sobre alimentos para llevar una vida sana, o sobre los ejercicios oportunos para tener unas abdominales marcadas... pero la vida será la misma de siempre.
Nuestra vida es un reflejo de nuestros hábitos. Y si tu vida no es como te gustaría, la única forma de que se produzca un cambio es actuar en la dirección correcta. Modificar hábitos. Y eso exige esfuerzo. Lo difícil no es saber lo que hay que hacer, sino hacerlo.
Me gusta describir el Proceso de Desarrollo Personal para la consecución de resultados del siguiente modo:
1. Éxito = Hábitos.
2. Hábitos = Repetición.
3. Repetición = Disciplina.
De manera resumida, podríamos decir que los Hábitos oportunos te llevan al Éxito ¿Y cómo se consigue un Hábito? Por repetición, porque la repetición es la madre de la destreza. Cada día que hablas en público, mejoras; cada día que vas al gimnasio, el músculo coge más forma; cada vez que practicas inglés, hablas más fluido. Cada hora realizando algo, mejoras. ¿Y qué hace falta para repetir, repetir y repetir...? Disciplina.
Y un último apunte para no relajarse y descuidarse: Los hábitos igual que se adquieren se pierden. La autocomplacencia es peligrosísima. Puedes hablar muy bien inglés, que si dejas de practicar el speaking, te empiezas a oxidar, te notas menos ágil, menos fluido, más torpe. Lo mismo pasa con todo. Si ese cuerpo bien tallado se deja de cultivar, el músculo pierde forma y volumen.
No es casual que Truman Capote dijese que «la disciplina es la parte más importante del éxito». No es casual que Jim Rohn apuntase: «El éxito es la aplicación diaria de la disciplina». No es casual que Jean Paul Getty afirmase: «Quien desee llegar al primer nivel en los negocios debe ser consciente del poder y la fuerza de los hábitos. Debe romper rápidamente los hábitos que le puede perjudicar y apresurarse a adquirir las costumbres que puedan convertirse en los hábitos que le ayuden a lograr el éxito que desea». No es casual que hace ya 23 siglos, Aristóteles sentenciase: «Somos lo que hacemos cada día, de modo que la excelencia no es un acto, sino un hábito». Y no es casual que uno de los libros más vendidos en la literatura del management sea Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva.
Intención en conseguir metas tenemos todos; compromiso, muchos menos. La diferencia entre tener Intención (cosa de muchos) y tener Compromiso (cosa de pocos) la explica Ken Blanchard, autor de El ejecutivo al minuto: «Hay una diferencia entre Intención y Compromiso. Cuando algo nos interesa, lo hacemos sólo cuando nos conviene. Cuando estamos comprometidos con algo, no aceptamos excusas, sólo resultados». La gente "ganadora" aplica la regla de oro de cero excusas.
Si en algún momento pensaste que esto del Desarrollo Personal era coser y cantar, siento decepcionarte. Perdóname. Nadie cambia en lo que es bueno, tenemos que cambiar en lo que no nos gusta, y eso supone un esfuerzo duro y además constante en el tiempo. Luchamos contra nosotros mismos.
Y un último apunte para no relajarse y descuidarse: Los hábitos igual que se adquieren se pierden. La autocomplacencia es peligrosísima. Puedes hablar muy bien inglés, que si dejas de practicar el speaking, te empiezas a oxidar, te notas menos ágil, menos fluido, más torpe. Lo mismo pasa con todo. Si ese cuerpo bien tallado se deja de cultivar, el músculo pierde forma y volumen.
No es casual que Truman Capote dijese que «la disciplina es la parte más importante del éxito». No es casual que Jim Rohn apuntase: «El éxito es la aplicación diaria de la disciplina». No es casual que Jean Paul Getty afirmase: «Quien desee llegar al primer nivel en los negocios debe ser consciente del poder y la fuerza de los hábitos. Debe romper rápidamente los hábitos que le puede perjudicar y apresurarse a adquirir las costumbres que puedan convertirse en los hábitos que le ayuden a lograr el éxito que desea». No es casual que hace ya 23 siglos, Aristóteles sentenciase: «Somos lo que hacemos cada día, de modo que la excelencia no es un acto, sino un hábito». Y no es casual que uno de los libros más vendidos en la literatura del management sea Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva.
Intención en conseguir metas tenemos todos; compromiso, muchos menos. La diferencia entre tener Intención (cosa de muchos) y tener Compromiso (cosa de pocos) la explica Ken Blanchard, autor de El ejecutivo al minuto: «Hay una diferencia entre Intención y Compromiso. Cuando algo nos interesa, lo hacemos sólo cuando nos conviene. Cuando estamos comprometidos con algo, no aceptamos excusas, sólo resultados». La gente "ganadora" aplica la regla de oro de cero excusas.
Si en algún momento pensaste que esto del Desarrollo Personal era coser y cantar, siento decepcionarte. Perdóname. Nadie cambia en lo que es bueno, tenemos que cambiar en lo que no nos gusta, y eso supone un esfuerzo duro y además constante en el tiempo. Luchamos contra nosotros mismos.
¿Merece la pena? De ti depende. Tú decides. Pero tu vida siempre será el reflejo de tu Desarrollo Personal. En lo que te conviertes se refleja en lo que obtienes. Los resultados dependen de la inversión que hagas en ti mismo. No hay mayor misterio. Trabajo duro. O sufres el dolor de la disciplina, o sufres el dolor del arrepentimiento. Hoy mismo Gonzalo Álvarez Marañón, autor del El arte de presentar, dejaba en su blog (@artepresentar) la siguiente frase de Paco de Lucía: «Cualquiera puede ser el mejor guitarrista del mundo si está dispuesto a pasarse los siguientes 30 años practicando 10 horas diarias los 7 días de la semana». Por fin al descubierto la "clave del éxito" que tanto tiempo llevabas buscando. Ya la tienes.
* Hoy en Libros de Management (@librosdemanagem) puedes leer ver una Recopilación de Novedades Editoriales en Libros de Empresa; y también una Reseña de Presentaciones Inteligentes, nuevo libro sobre cómo impactar al hablar en público y hacer presentaciones.
Fuente: Francisco Alcaide Hernández
* Hoy en Libros de Management (@librosdemanagem) puedes leer ver una Recopilación de Novedades Editoriales en Libros de Empresa; y también una Reseña de Presentaciones Inteligentes, nuevo libro sobre cómo impactar al hablar en público y hacer presentaciones.
Fuente: Francisco Alcaide Hernández
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